La comparación es una herramienta
fundamental para el análisis, agudiza nuestro poder descriptivo, se utiliza comúnmente
en la evaluación de hipótesis y contribuye a la elaboración de nuevas teorías.
Por lo general se realiza
con dos o más grupos, y su objetivo es comparar el comportamiento de un evento
en los grupos observados para encontrar semejanzas y diferencias en relación a un
mismo fenómeno o variable.
Para
la aplicación de este método se requiere previa descripción del fenómeno y la clasificación
de los resultados. Esta investigación se orienta básicamente a destacar la
forma diferencial en la cual un fenómeno se manifiesta en contextos o grupos
diferentes, pero sin establecer aun una relación de causalidad. Además, permite detectar variables intermitentes o
moderadas que afectan los fenómenos, las cuales pueden ser utilizadas de enlace
en investigaciones confirmatorias, se basa en la indagación, el registro, la definición
y la contrastación de los datos.
A
continuación se describe un ejemplo narrado en “El proyecto de Investigación” por Hurtado J.(2000):
Todo el mundo sabe que el
hombre y la mujer son diferentes. Sin embargo, esta afirmación en si evidente,
ocupa un buen número de interrogantes: ¿hasta qué punto lo son?, ¿en qué
medida?, ¿Qué importancia tiene este hecho para la forma en que se comportan y
son tratados por la sociedad?
Que las personas son hombre
y mujeres puede comprobarse por evidencia biológica, pero no se puede comprobar
de la misma manera si son masculinas o femeninas: los criterios en este último
caso son culturales, y diferentes según el tiempo y el lugar.
Basta con observar la actuación
de los hombres y mujeres en la sociedad para “probar” que las diferencias biológicas
vienen seguidas de diferencias de personalidad. Los hombres son más agresivos,
independientes, valientes. Las mujeres son más sensibles y perspicaces en sus
relaciones con otras personas. A partir del Tes de Terman y Miles de
Masculinidad_Feminidad, se ha encontrado que los hombres y las mujeres son
temperamentalmente distintos.
La biología constituye el
punto de partida para el estudio de las diferencias entre el hombre y la mujer,
pero también la identidad entre ambos. Lejos de pertenecer a dos grupos
separados el hombre y la mujer tienen la misma constitución corporal, e incluso
las apariencias anatómicas son más aparentes que reales. Ni el falo ni el útero
son órganos privativos de un sexo: el falo de la mujer (el clítoris) es el
equivalente biológico del órgano del hombre, y este posee un útero vestigial
cuya existencia se puede muy bien ignorar hasta que produce un aumento de la próstata
en la vejez.
Queda un problema por resolver:
¿Juega la biología un papel en la determinación del desarrollo de la identidad
del genero en los individuos normales?.
Se evidencia entonces que en
este caso en miras de resolver las interrogantes planteadas previa investigación,
se está aplicando el método comparativo, tratando de encontrar semejanzas y
diferencias entre el hombre y la mujer, sin embargo las conclusiones podrían darse
con cierto grado de subjetividad, pero lo más importante es que se abre otra
arista en la situación encontrándonos con una nueva interrogante, acerca de la
ciencia biológica.